Caja

Abro la caja y la caja es un cuerpo
a media risa, a media lágrima, a medio medio
medio corazón, media alma, medio ser
y todo está tan a medio como mediodía
y aún la medianoche con media luna y medio cielo
en la mitad de las miradas y pisadas
las medias verdades, las medias realidades,
los medios inventos, los medios cuentos;
una caja arquetípica, prototípica, empírica
a medio abrir sobre una mesa indiscreta
escrita en algún lugar con un mensaje pragmático
pero emblemático con el dibujo de corazón latiendo
y en el centro un hombre nace lento
con su corazón también abierto pariendo un grito
mientras gatos maúllan avecinando al fantasma;
una caja histriónica, filantrópica, antropomorfa
cartón y carne a un mismo canto, misma materia,
misma resurrección y muerte sobre algún vértigo
en la caída inverosímil de los cristos del alma
cuando todo huele a huesos y destierros
en el momento en que la caja se abre y otra se asoma
otro cuerpo, otro delito, otro náufrago
cuando en alguna esquina se lee la palabra perdón
y de la nada una canción de Filio lanza al vacío el silencio.