Header

Header

lunes, septiembre 18, 2006

Las olas y el mar y la noche sin mí
sin este cuerpo habitado de sombras
de fantasmas marinos y entes marinos
que hacen mar de mi recuerdo,
de esta piel que a veces hizo olas de sudor
y que navego con palabras y silencios
sirenas de espuma en tiempos sin reloj
o ninfas que sólo estuvieron en su cabeza
y que hicieron marullos en sus deseos inconclusos
y poblaron poemas llenos figuras y dulzuras
como soñar con un brownie humeante
en medio de algún shopping center
o como poblarse de caracoles en un mar solitario
o como la soledad de mirarse azul en alguna página
y ser mar de palabras en otros puertos
y habitar la nostalgia con una canción de Filio
y la música ser mar sobre el mal de los minutos
cuando un hombre dice amor entre carros olvidados
y un deambulante lo mira con pena y lágrimas
y sus lágrimas también son un mar en aceras
por donde siluetas toman orillas como gradas
y la calle es la gran pasarela de maniquíes de mármol
el día en que la vida suena a olvido y el dolor
también es un mar que se acurruca más abajo del ombligo
cuando fuegos azotan líneas telefónicas
y la voz es mar que inunda un corazón de ecos
y la sangre también es mar con sargazos de lágrimas
y la ciudad, otra vez, es el arrecife de mi especie
y este hombre, el que escribe, es una ola con palabras
y ese ser que me lee, tal vez tú, una botella con un papel dentro
navegando de camino a quién sabe dónde.

jueves, septiembre 14, 2006

De muertes y olvidos...


Hoy abro los poros
y mis huesos respiran el aliento de los muertos
de la calle negra llena de lagartos negros
en la negra soledad del deambulante
que hace versos a la noche en su caja de cartón
cuando caen las estrellas y gatos maullán
y el día hace el amor a la noche
y la noche es negra como la tinta en un papel
que gotas de lluvia o lágrimas disuelven
cuando el sentimiento se vende en la farmacia
o como cuando la palabra es cárcel de recuerdos
cuando el decir se hace tan innecesario
y la necesidad cuelga sobre balcones extintos
y la ingravidez es la gravidez del alma
el arma sin balas que descarga muertes descalzas,
el espacio del vértigo que invierte la memoria
o la retórica de un poema en un callejón desierto
en donde palomas fornican en los aleros
mientras abajo, cerca del suelo, un hombre
baila con su sombra sonidos sordos
y caen las diosas y los dioses sin ángeles ni demonios
cuando un ángel tatuado se pierde entre adoquines
y las calles son tumbas de sus olvidos transpirados
cuando su lagarto se pierde entre constelaciones lejanas
y la calle es la tumba que entierra un adiós
cuando la puta soledad me posee entre su frías piernas
y me abrigo del olvido para no olvidar que estoy vivo.

miércoles, septiembre 13, 2006

Letras (Continuación)...

... Miro atrás y un espejo me muestra un reflejo hacia delante; y ese espejo se encuentra con otro y se crea un espacio casi infinito. Mi silueta está en cada uno repitiéndose; a veces lejano, otras tan cercano que algún espejo se empaña con mi aliento o tal vez con el de alguno de mis reflejos. Miro el reloj y sus manecillas dan vueltas difuminándose y creando la sensación de ser remolino en el cual los números desaparecen y se traga el día y la noche. Entonces queda sólo un tiempo sin tiempo, sólo una presencia de estar y ser. No miro lo que soy porque el simple echo de saberme pensado me da identidad, me da presencia y de mi identidad no me preocupo. No me gusta pensar la identidad porque cada día me despierto sintiéndome más nuevo y me rige mi propio ego a ser quien quiero ser e inclusive, a sentir como me quiera sentir ese día. Sí, soy un hombre que siento y expreso eso de muchos modos. Mi cuerpo es toda una obra de arte que no guarda nada y que todo lo da. Así también se expresa con la mirada, con los gestos, con las palabras y cuando la intensidad me arropa y consume, con un silencio. Sin embargo, el silencio no es destructivo; el silencio a veces duele e hiere, pero es constructivo, creativo, vivo. Siempre he pensado que todo surge del caos; como un gran big bang que nos persigue durante toda la existencia. Es que existir no es otra cosa que deambular por la vida y buscar el puente que nos siga haciendo presentes aún cuando la vida se nos acabe. El puente no es otra cosa que ese algo único que tenemos cada uno de nosotros y que cada cual hace más o menos sólido con sus acciones. Yo siempre he actuado según he deseado y querido. Querer y desear son los motores que han manejado mis manos, mis proyectos, mis miradas y mis más profundos deseos. He deseado y querido con la locura e intensidad con que he vivido; cada momento, segundo, ha sido un constante deseo, una búsqueda, un encuentro. He querido y deseado y me han querido y deseado y rastros de esos quedan por ahí, sueltos en camas, en paredes, en moteles, pero sobre todos en memorias y cuerpos que me siguen repitiéndome sin yo saber cómo ni por qué. Sí, sé que suena egocéntrico y tal vez lo sea, tal vez, y digo sólo tal vez, no sea más que reconocimiento que hago de lo que doy y no doy, de mi autoreconocimiento de hombre. Soy el hombre y soy una buena idea de un ser humano: racional, íntimo, lleno de errores, conciente, silencioso, creativo, abarcador, mío muy mío y habitante de tantas y tantos que me han hecho un personaje de sus vidas.

Hoy y tal vez ayer y tal vez mañana, soy, fui y seré un hombre en un día que es azul y sentado en un rincón del mundo, con mi lagartijo tatuado a tertuliando sobre la mirada de él y mía y sobre la risa que nos da ser sólo tatuajes de la historia incompleta de nosotros mismos y no sé por cuánto más.

viernes, septiembre 08, 2006

Letras...

El día es azul y me siento en un rincón del mundo, con mi lagartijo tatuado a tertuliar sobre la mirada de él y mía y sobre la risa que nos da ser sólo tatuajes de la historia incompleta de nosotros mismos...

miércoles, septiembre 06, 2006

Renaciendo...

Dejo atrás la pausa,
dibujo con crayola una sonrisa,
pinto con frutas mis labios,
mojo mis manos en el mar,
y el mar es un recuerdo,
lleno de aire un globo sin suspiros,
levanto la frente sobre montañas,
y las montañas son cuerpos,
cantó canciones rojas y verdes,
hago una fogata frente a fantasmas
- y todos corren-
abro los ojos y miro mi reflejo,
alzo mis manos y llueven versos,
llamo a la calle y sudo en ella,
y mi sudor es río transparente,
camino y mis pies están tan repetidos,
florezco estrellas en mis ojos,
elevo mi cuerpo soñando olas
y me regalo esta hora descalza
y digo adiós a la melancolía.

martes, septiembre 05, 2006

Otro algo...


El escueto sabor de un olvido;
una galaxia de bocas carnívoras
que persiguen lagartos intergalácticos
lamiendo sombras con ácido azul,
escarbando tumbas de adioses
de muertes pequeñas y latidos grandes,
de ecos entre leones petrificados
y las cavernas de ríos canalizados;
el día que se hace tan frío y tan viejo
cuando búsquedas se hacen tornados
y se torna todo en lágrimas torcidas y grises
un arcoriris salta de un labio a otro,
montañas desaparecen entre fragancias inodoras;
de una cueva se asoma tímida una forma
de algún astronauta que durmió siglos
y que un lagartijo se tatuó en sus ojos y su hombro
de donde nació una luz transparente y callada
y parió entre susurros una lágrima latiendo sangre.