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miércoles, agosto 10, 2016

Diario de un poeta viajero: Festival de Poesía Joven Amílcar Colocho en El Salvador - Día 6



Día 6

Desperté sintiéndome horrible del estómago, teniendo que ir al baño cada 5 minutos y dudando seriamente si podría ir a la lectura y actividades del día. Al salir del cuarto, fue lindo ver que los que no estaban quedándose en la casa habían llegado y sentir el cariño de todos preocupados por mi salud. Luego de lavarme la boca y cara, se me acercó Eli y Emín; Eli me dio un líquido y una pastilla para bacterias en el estómago y Emín me preguntó si quería otro té de orégano a lo que dije que sí. Cuando Emín me trajo el té, Marisol convocaba al grupo para irse caminando a desayunar al comedor de la Niña Gloria. Yo le dije que no me sentía bien para ir y que si podía, que me trajera unas frutas. Mientras ellos no estaban, entre el medicamento y el té me sentí mucho mejor el estómago. Descansé un rato más en mi cama hasta que llegaron. Nos sentamos todos en el Maguillo y entre historias, chistes y ocurrencias, me comí gran parte de las frutas. Luego de casi 10 minutos que no sentí molestia en el estómago, decidí que me iría a la lectura y aventuras del día. Así que me di un baño, me preparé rápidamente y nos fuimos.

Ese día el grupo nos dividimos en tres. Yo fui junto con Yenny, Emín y Mely a Santa Tecla y fuimos llevados en el carro del maestro que coordinaba la actividad. Al llegar al pueblo, Yenny y yo nos reímos por el doble sentido del nombre del mismo y nos prometimos que antes que se acabara el día, nos haríamos una foto en un letrero con ese nombre. La ruta fue llena de tráfico ya que fuimos temprano en la mañana. Santa Tecla es un poblado cerca de San Salvador en el cual la modernidad y las estructuras antiguas luchan por coexistir. El calor ese día se sentía particularmente intenso. Sin embargo, fue divertido el viaje, como todos, porque la pasábamos conversando sobre diferentes asuntos y disfrutando de un paisaje nuevo para todos.

La lectura ese día fue en el colegio católico de Fátima. El colegio estaba en un área muy céntrica del pueblo. Al estar ahí y luego de haber estado en varios colegio de ese tipo en Puerto Rico, uno se da cuenta que tanto la infraestructura, la decoración, el tipo de uniforme y el ambiente de represión y disciplina que permea tanto allá como acá, es el mismo. Como fue a lo largo de todas las lecturas, la recepción tanto de los estudiantes como del personal del colegio, fue calurosa, respetuosa y de mucha curiosidad por nuestra presencia y lectura.

La lectura se llevó a cabo en un gran salón de actividades  con la mirada punzante desde sendos cuadros de Monseñor Adulfo Romero y el Papa Francisco así como una estatua de la Virgen de Fátima. La actividad comenzó con una oración y la lectura de un poema de parte de una estudiante del colegio. Luego, cada uno de nosotros hizo su lectura la cual fue bien fluida y natural. Al final, los estudiantes hicieron preguntas cada cual contestó; Preguntas muy interesantes y algunas muy poco tradicionales. Se vendieron varios de nuestros libros y los estudiantes nos pidieron nuestras firmas y fotos. En ese colegio, en particular, conocí a una maestra de arte cuya energía me llamó la atención. Al conversar, me habló de su formación y que, aparte de dar clases de arte, es soprano; Más adelante descubrí que es la vocalista de una banda de rock punk llamada Aurora.

Luego del almorzar, nos recogió un microbús afuera del colegio: Ese día visitaríamos el centro histórico de San Salvador. En la capital, nos encontramos todos en la plaza frente a la Catedral. Mely y Kike nos llevaron al sótano de la Catedral en donde está el mausoleo de Monseñor Adulfo Romero. El lugar es impresionante. El silencio, la paz, la configuración y distribución del enorme espacio, pero sobre todo, la tumba en bronce la cual fue regalo de un artista italiano, realmente le roba a uno el aliento. Cuando estábamos todos alrededor de la tumba, se acercó una monja con una libreta de notas en mano y, sin pedírselo, comenzó a contarnos su versión de la vida de Monseñor la cual, en muchos datos, estaba histórica y políticamente incorrecta, pero que aparenta que es la versión que la Iglesia quiere que la gente crea. Uno de esos datos que nos revolcaba el alma, era cómo la monja insistía en lo “malo” que eran los comunistas y una anécdota en donde ella decía que en Cuba lo tenían pasando hambre y necesidad. Luego de escucharla y que casi nos obligaran a llenar un libro de vista, Mely, molesta con la historia de la monja, regresó para darle unas clases de historia. Nadie fue con ella, así que no sabemos qué le dijo y mucho menos si al sol de hoy han excomulgado a la querida poeta.

Al salir de ahí y luego de visitar la majestuosa Catedral por dentro, Otoniel se nos unió. Con él caminamos hacia la Iglesia del Rosario. A fuera de la Iglesia está la Plaza Libertad en donde, irónicamente, Otoniel cuenta que durante la guerra civil, ahí se llevaron a cabo múltiples ejecuciones de personas. La iglesia desde afuera parece una estructura antigua y deteriorada; Desde la majestuosidad de su interior te das cuenta que el exterior fue hecho así a propósito y con un fin. La iglesia, estructuralmente, es un gran medio arco como en escalones; Adentro, te das cuenta que cada uno de esos escalones son enormes vitrales de colores que se reflejan en unos ladrillos negros barnizados en la pared, puestos estratégicamente  de modo tal que según la intensidad de la luz o posición del sol, las paredes van cambiando de colores En la parte central, un altar con crucifijo enorme en un metal negruzco; A mano derecha, la recreación del viacrucis en figuras abstractas en donde predomina la varilla, dan un sentido en donde la religiosidad y el arte, te llevan a sentimientos profundos y de meditación aún para quienes no somos religiosos. Realmente, quedé conmovido con esa estructura y lo que me hizo sentir.

De esa iglesia, caminamos al mercado artesanal. Como todos los mercados artesanales, es un lugar grandísimo en donde adentro hay como pasadizos entre local y local. Como en todos, la gente lucha por sobrevivir y quieren que visites sus espacios. Allí muchos de nosotros compramos cosas para nuestros seres queridos bajo el calor de cerca de los 100 grados que hacía en ese enorme y sobrecargado lugar sin aire acondicionado.

Acalorados y cansados, buscamos un lugar en donde descansar y refrescarnos. En el camino, me llamó la atención encontrar locales con discos bien viejos y muchos de libros; Igualmente, una niña en uniforme escolar durmiendo sobre una mesa la lado de la venta de ropa y expuesta a la calle. Otoniel nos llevó al Café Bella Nápoles; Un local en cuyas paredes hay recortes de periódicos de reseñas que se han hecho del sitio y fotos de artistas que han estado en el lugar. Oto cuenta que ese lugar tuvo un tiempo en el cual era el punto de encuentro para los artistas y bohemios. El sitio una panadería/cafetería en donde también hacen almuerzo, con aire acondicionado, en medio de la concurrida y caótica área comercial del centro de San Salvador. Allí algunos tomaron Coca Cola, otros café, pero todos probamos diferentes postres de los que preparan ahí. Yo lo hice con cierto miedo porque, aunque el estómago se había portado bastante bien hasta el momento, me sentía mal e inseguro.

Al salir, aún faltaban varias horas para la cena de la noche con el Ministro de Obras Públicas. Oto pidió al conductor del micro que nos llevara al Monumento al Salvador del Mundo. El Monumento es como un enorme obelisco sobre el cual hay una bola del mundo y sobre la misma un Cristo. Está en una enorme plaza entre avenidas. El sitio es visitado por personas para relajarse, conversar y patinadores que practican en los diferentes espacios de la misma. Allí lo pasamos genial mientras disfrutábamos de los colores en el cielo al caer la tarde y llegar la noche. Yenny y yo vimos un letrero de tránsito en donde marcaba la ruta hacia Santa Tecla y hasta allí fuimos para hacernos las fotos que nos queríamos hacer desde la mañana y lo logramos. En la plaza, tomamos fotos, reímos, contamos historias de la vida, y el sentido de hermandad y de unidad fue muy fuerte.  En cierto momento, el Daniel se nos perdió y de pronto nos dimos cuenta que estaba acostado en la grama (A lo largo de todos los días, siempre lo encontrábamos en algún suelo; Parece que llevó a El Salvador alguna curiosidad o fetichismo con los mismos) en una posición muy graciosa como si se hubiera ahorcado con su propia mano. El asunto es que realmente tomó un sueño profundo porque yo convoqué para que se acostaran a su alrededor en la misma posición que él estaba y hacerles fotos. Lo hicimos y él ni se enteró hasta ya casi el final. Antes de irnos tuve una gran lección de realidades sociales: Antes de irnos, tuve que ir urgentemente al baño y lo que había cerca era un McDondals. Fui, hice lo que tenía que hacer (el malestar estaba volviendo fuertemente) y al salir vi que los precios era muy parecidos a los de Puerto Rico; Le dije a Kike: “Wow, estos precios son como los de mi isla”; A lo que él, con su tono de voz lleno de sabiduría a su joven edad, me dijo: “Sí, el detalle es que aquí el salario mínimo es mucho menos que el de ustedes; A penas $230 mensuales”. Es decir, ir a un fastfood allá es realmente un lujo, pero la realidad es que cuando pasamos por muchos de ellos no estaban ni la mitad de lo lleno que siempre están los de Puerto Rico o Estados Unidos.

De ahí fuimos a la cena con el Ministro. La misma se llevó a cabo en una sala del Centro Español en donde se exponían fotos en blanco y negro en donde se exponía el dolor humano de unos actos violentos contra gente pobre en Guatemala. El Centro está ubicado en un barrio de clase media-alta en una zona comercial/residencial muy parecida a Miramar. El Ministro Gerson Martínez no solo es excelente en lo que hace (Las carreteras de El Salvador están increíblemente en perfectas condiciones (aún los caminos de tierra en donde puedes transitar casi a la misma velocidad que en las asfaltadas) siendo un país tropical como nosotros; Así como las orillas de las mismas, recogidas, con la yerba cortada y básicamente sin basura), sino que es muy humanista y humanitario, ex guerrillero y para colmo, poeta.

La cena estuvo exquisita, aunque luego de un rato me volví a sentir mal de estómago y tuve que ir varias veces al baño. Luego de la misma, tuvimos una lectura/conversatorio con el Ministro. Cada uno leyó, conversó sobre lo que trabajaba y nuestros países; Fue muy interesante la dinámica. El Ministro también leyó de su poesía marcada por temas sentimentales, pero bien escritos. Al final, cada uno le regaló dedicado nuestros libros nuestros publicados por Otoniel. Él estuvo muy agradecido y complacido.


Al salir de ahí, el micro nos devolvió a la casa. Luego los muchachos se fueron a un colmado cercano a comprar cerveza. Yo me quedé en la casa porque no me estaba sintiendo bien y Marisol me preparó otro té de orégano. Cuando regresaron, me fui un rato al Maguillo a conversar de veinte cosas y reírme con las ocurrencias de cada cual y aguantar presión porque querían que me sanara con alcohol. Cuando el cansancio me atacó, me fui a mi cuarto. Así cerró otro día: Un poco enfermo del cuerpo, pero con tantas memorias sanadoras del día que me robaban sonrisas bañadas de suspiros.