Hablo de mi soledad...

Hablo de mi soledad.
De lo árboles que silban secretos
tras aguaceros secos y soles húmedos,
del dibujo de una ciudad a lo lejos,
de un mar oscuro y callado,
de rostros que miran con pena,
de los días que anuncia expirados milagros.

Es que hablo de mi soledad.
De los apellidos y nombres que se me pierden,
de los rostros que aparecen sin permiso,
de los rincones donde corro al silencio,
del timbre del teléfono que no perdona,
de tantas voces que se ensordecen mi tacto,
de esta tumba de olvidados y olvidadas de mi memoria.

Es que juro que hablo de mi soledad.
de la del deambulante de sueños que transita las sombras,
de la del poeta que soñó ser astronauta de cuerpos,
de la del que habla con los fantasmas de sus libros,
de la del que una lagartija recorre su espalda (des)alada,
de la del que navega barcos de papel por aguas secas,
de la del que deletrea soledad con los dedos de la mano.

Es que casi siempre he hablo de soledad.
Es que la música trae rostros y momentos extintos,
es que hay rugidos con gemidos intercalados en mis sentidos,
es que la noche y el día tienen cierto olor a tantas cosas,
es que las palabras tienen un toque de sabor a un cuerpo lejano,
es que soy tan débil ante la debilidad de recuerdos encarlados,
es que sólo queda darme un palo con la soledad y llevármela a la cama.